1 de noviembre, 2024
Juan es jefe de ventas en una conocida empresa. Después de casi 20 años de trabajo, ha tenido que pedir la baja por una lesión en la espalda. Lo han intervenido quirúrgicamente y se ha sometido a rehabilitación durante cuatro meses. Sin embargo, sigue sufriendo intensos dolores, y aunque practica natación a diario, no experimenta mejoría, no se siente válido ni seguro.
Un compañero de trabajo le ha recomendado que vaya a clases de Mindulness. Al oír esa palabra no puede evitar reírse, porque siempre ha visto ese tipo de áreas como algo poco útil, una disciplina poco o nada científica y reflejo de una moda pasajera de personas que no saben con qué llenar su aburrimiento. A pesar de estos comentarios, su amigo insiste. “No pierdes nada por probarlo una semana”. Tras esa primera experiencia de 7 días, Juan lleva ya dos años practicando el Mindfulness.
A sus 49 años, ha aprendido a llevar su vida con más calma, ha reducido el estrés, las sobrecargas musculares y, lo más importante, ya no experimenta tanto dolor en la espalda y ha vuelto a trabajar. Lo que más ha notado en todo este tiempo que lleva aplicando la atención plena en su día a día, es que ve la vida de otro modo. Siente que ha activado un botón de “reinicio” a su existencia. El caso de Juan es un ejemplo cualquiera. La mayoría de personas llegan al Mindulness por casualidad, por curiosidad, por necesidad o recomendados por amigos o conocidos. Algo que ocurre casi siempre es que nadie sabe realmente qué va a pasar, si va a sernos útil o qué tipo de cambios puede originar en nosotros este tipo meditación centrada en la atención plena. En ocasiones, áreas o disciplinas que al principio nos causaban rechazo, pueden convertirse en valiosas herramientas para mejorar nuestra vida.
El Minduflness puede ser una de ellas, de ahí, que sea necesario delimitar qué es y qué no es “atención plena”.
• La atención plena es un método de entrenamiento mental.
• El Mindulness se practica en casi cualquier lugar, posición o momento, incluso haciendo deporte, estando sentados o comiendo.
• Una vez dominemos las pautas de la meditación, podemos hacerlo en cualquier instante. La atención plena es un hábito, una estrategia que busca mejorar nuestra calidad de vida.
• La meditación no es complicada. Tampoco se trata de hacerlo bien o mal, se trata en realidad de ir entrenando día a día nuestra mente para focalizarla en el presente, en el aquí y ahora.
• El Mindfulness no es ningún milagro ni una receta para la felicidad. No hará que alcancemos el éxito en un mes o que logremos todos nuestros deseos. La atención plena es un camino, una estrategia, una forma de desarrollar una conciencia más profunda y compasiva sobre lo que nos rodea, para reflexionar sobre nosotros mismos y con aquello que nos envuelve. El Mindfulness es cuestión de práctica. Desarrollar la atención plena no se consigue en una semana o en dos, se necesita práctica y voluntad. Nuestra desconcentración es continua, el bombardeo de estímulos y de pensamientos recurrentes no cesa, y por tanto, se requiere algo de paciencia. Sin embargo, una vez asentamos la estrategia, lo que notaremos en nuestro día a día es lo siguiente:
• Mejor control y gestión emocional
• Mejora de la capacidad de concentración
• Mejora de la capacidad de memoria
• Aumento de la relajación
• Reducción del insomnio
• Protege contra el estrés y contra la ansiedad
• Disminuye los niveles en sangre de cortisol y reduce la presión arterial
• Favorece los momentos de creatividad
• Favorece el Autoconocimiento
• Etc.
Probarlo no cuesta nada y sin embargo, nos puede aportar mucho…
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